One Year From Now

Pensé en hacer este pequeño repaso del año, ya un clásico en cualquier blog o página, cuando cumplí la veintena, pero preferí esperar por respeto a eventos demasiado recientes en mi memoria.

Si pudiésemos resumir mi vida en dos palabras, éstas serían sin duda alguna "dar tumbos". Mis dos problemas son mis ganas de tirarme a la piscina con cualquier cosa que me agrade hasta el punto de obsesionarme y mi poca constancia para llevarlas a cabo. A pesar de todo, parece que comienzo a establecer una linea sobre qué quiero hacer y qué no, cosa que para mí es mucho.

Este año ha sido una vez más de crisis personal; de no saber qué hacer, de refugiarme en sentimientos que aún ni conozco pensando que son puros, de buscar satisfacción en cosas que realmente no me la producen. Durante estos últimos meses he enfocado mi rumbo hacia una clara dirección, así que si pudiese hacer uno de esos estúpidos "propósitos para el año 2008" sería el de manterme como estoy. Aunque no sea tan feliz como podría, mi mente agradecerá la rutina.

Por otro lado, va a ser un año agobiante y una prueba para mi constancia. Voy a volver al gimnasio, esta vez menos días por semana para ir aumentando progresivamente. También me he apuntado a un taller literario online; cosa que cualquiera tildaría de "flipaos", pero que veo necesaria porque hay veces que, como todos, necesito decir algo, y me parece que es la mejor manera que tengo de hacerlo. Es caro, pero por suerte podré pagarlo con mi curro. Además mantendré e impulsaré un poco la empresa familiar y seguiré con la uni, que por suerte es una carrera bastante asequible con poco esfuerzo.

A este blog, como digo siempre, le tengo preparados buenos planes, pero no me gustan varias cosas: 1. El nombre, demasiado largo quizás; 2. Preferiría dejar de lado la crítica de cultura y enfocarlo más hacia lo personal-social; 3. Un poco de publicidad no le vendría mal para animarme a escribir. Opiniones se agradecerían.

Así que con esta canción mitiquísima de Mason Williams despido este año a uno mejor. Recordad, escasos lectores, que el querer revivir buenos momentos es de cobardes. Eso es lo que yo he aprendido este año.