viernes, 15 de febrero de 2008

Hoy voy a hablar bien de San Valentín


Así es. Hoy no voy a ser un "intolerante", ni como esos niñatos pretenciosos e hipócritas que critican una fiesta para luego ensalzarla (porque un SMS da dinero, porque una postal da dinero, porque cualquier gilipollez que hagas más allá de lo normal cumple con el objetivo de la fiesta). No. Hoy voy a contaros por qué San Valentín no sólo es bueno, sino necesario en nuestros días.

He de referirme primero a esa panda de subnormales que llamamos "masa", "humano genérico" o cualquier símil que se me ocurra. Bien. Esa gente sabe muy pocas cosas acerca de su existencia; de hecho, más bien tiene poco que decir. Da igual que tenga un exterior muy apetecible, carismático incluso: el interior está vacío y, sin saberlo, lo llena con otra persona. Da igual que no tengan nada en común, da igual que en ningún momento haya sentido algo (porque de eso va el amor, amigos, por si aún no os habéis dado cuenta), el caso es quitarse de encima esa horrible sensación. Y lo consiguen... durante un tiempo.

Más adelante se vuelven conscientes de ello. En nuestro país está estereotipado con el típico hombre de cuarenta años putero, borracho y adicto al mus, pero esa revelación les llega mucho antes. Lo niegan y lo reniegan, pero ahí está, permanente, inalterable. Su forma de engañarse a sí mismos, de creerse esa mentira en la que viven y a la que llaman amor, es regalarle una rosa a su pareja, llevarla por ahí, enviarle un estúpido mensaje que no entienden ni ellos mismos... cualquier cosa vale. Luego, encima, tienen la cara de hablar de lo comercial que es, de lo en contra que están y de noventa mil cosas de las que no tienen la más mínima idea. Todo porque, en efecto, están vacíos. No se comprenden a sí mismos, no conocen qué son, y, por lo tanto, aceptan las respuestas que les están dando.

Y ahora yo me pregunto: ¿acaso es por ello algo malo? ¿acaso no es necesario que una persona esté en comunión consigo misma? ¿vamos a negarles la felicidad sólo porque sean idiotas?.

No seré yo el que pretenda tal barbaridad, así que señoras, señores:

Feliz San Valentín.

1 comentario:

Victoria dijo...

Yo también te quiero. Gñé.

¿Es incoherente creer que el rollo de ese día es un montaje comercial y que te gusten ciertas películas que se podrían considerar románticas, véase Desayuno con Diamantes?