Cuando obtienes la desaprobación de gente a la que detestas, no por cómo es sino por lo que es, parece que tu personalidad se reafirma. Te haces... fuerte, digamos.
Ahora, esta máscara... me hace todo fácil. Tan fácil, incluso, que me da miedo. “No man, for any considerable period, can wear one face to himself, and another to the multitude, without finally getting bewildered as to which may be the true” dijo Hawthorne.
Lo que me hace pensar... si sigo por este camino, ¿se confundirá la máscara con la piel?
¿El precio de conseguir uno lo que quiere es dejar de ser uno mismo?
Vuelvo el lunes, supongo.
2 comentarios:
Si tienes claro que es una máscara, no pasa nada. Lo malo es cuando no distingues cuándo la llevas y cuándo no.
Lo mejor, no llevar ninguna.
Seguro que no te hace falta.
Por cierto, avísame con antelación del video-fórum, por favor. Últimamente me entero de todo tarde.
Un beso.
El precio de conseguir uno lo que quiere es acabar siendo quien siempre quiso ser.
Publicar un comentario